Los síndromes compresivos vasculares (a falta de una denominación más oficial), engloban a algunas de las enfermedades más desconocidas (que no infrecuentes) dentro de la medicina. Hasta que no tuve la primera paciente con varios de ellos los desconocía completamente. Ni una referencia a ellos ni en la carrera ni en la residencia. Se podrían definir como síndromes provocados por la mala colocación de vasos abdominales, fundamentalmente arterias, que provocan la compresión de otras estructuras que llevan a la sintomatología. Además, tienen la mala costumbre de asociarse unas con otras, por lo que no es infrecuente que el paciente que tenga una de estas enfermedades, tenga a su vez otra.
Comenzaremos por el síndrome de Wilkie. Para entenderlo hay que saber que a la salida de la arteria mesentérica (una de las principales arterias que nutre los intestinos) de la aorta, justo entre ambas pasa el duodeno, es decir, la salida del estómago. En este síndrome, el duodeno queda atrapado entre dicha estrechez lo que provoca problemas de vaciamiento gástrico, dolor abdominal, vómitos y sensación de hinchazón. En casos graves puede llevar a problemas importantes de nutrición.
En el mismo punto puede verse compresión de la vena renal izquierda. Esto lleva al síndrome de cascanueces, Esto impide el correcto retorno de la sangre del territorio de esta vena. Por ello, lo que vamos a tener es dolor en flanco izquierdo, hematuria y proteinuria, así como varicocele en varones y múltiples problemas ginecológicos en mujeres.
Otro problema de este tipo es el síndrome de Dunbar o síndrome de ligamento arcuato. En este caso, este ligamento comprime la salida del tronco celíaco, una de las principales arterias que nutren estómago, páncreas…La clínica es similar al Wilkie, es decir, dolor abdominal, vómitos y problemas de nutrición.
Para acabar, tenemos también el síndrome de May-Thurner. En este caso, el sistema venoso de cava inferior e iliaca queda comprimido entre las vértebras y arterias del mismo sistema venoso, sobre todo a la vena iliaca izquierda por la disposición anatómica. Este caso lo que puede llevar es una edematización de miembros inferiores y un aumento de riesgo de trombosis venosa profunda.
El diagnóstico de estos síndromes por un lado porque requiere tanto de una importante sospecha clínica como de radiólogos entrenados y concienciados de estas patologías, ya que las imágenes a veces no son estáticas y puede alternarse momentos en los que se aprecia mejor y otros que peor.
En cuanto al tratamiento, en todas ellas se han intentado distintos procedimientos: desde la colocación de stents hasta cirugías más agresivas como bypass o transposiciones vasculares, con resultados muy variables. Lee los testimonios de algunas afectadas por Síndromes Compresivos Vasculares.